jueves, 28 de enero de 2010

Aprender a decir no


Imagínense una tarde calurosa de un caluroso enero.
Usted sale de un banco camina unas cuadras y un hombre respetuoso pero con aspecto de paraguayo se le acerca y le pregunta donde se encuentra el correo, usted amablemente pero con cierto recelo le responde que a 3 cuadras de ahí, a lo que esta persona le cuenta que encontró un sobre, y como no sabia que hacer con el, había resuelto dejarlo en la oficina postal, el nombre del dueño del sobre figuraba escrito en un ticket, corrompido por la curiosidad o por la simple necesidad de saber si en realidad no se trataba de una estupidez o algún articulo que lo comprometa en el correo decide abrir y pegarle una mirada al sobre ante usted, en dicho momento ve que su expresión cambia tornando una profunda mueca de asombro, acto seguido saca de el un fajo de billetes de cien pesos, que en su conjunto andarían por los cincuenta mil pesos, la única palabra que entrecorta el atónito silencio de dos desconocidos unidos por un sobre extraviado, fue la excusa de : "perdone, pero yo soy pobre", usted responde que también es pobre y le ofrecen darle la mitad del motín, a cambio de absolutamente nada mas que no denunciar este hecho, usted esta aturdido por los mitos y hechos de estafas, los secuestros, la moral de no tomar nada que no le corresponda, las ganas de tomar algo que necesita, los hechos televisivos de encuentros y devoluciones de plata a cambio de una propina tacaña, el recuerdo de la niñez de no hablar con extraños, y finalmente usted decide optar por un “no gracias”, y ver como aquel hombre parte feliz hacia su casa con la guita de otro, la que usted rechazo y con una gran sonrisa que le durara un par de meses.
A mi no me paso.
Le paso a un familiar cercano.
Y vino y me lo contó.
Y casi la cago a palos.
Pero por respeto a esta querida persona no vamos a dar su nombre.
No queremos que la gente la califique por la calle.


La vida da sorpresas y esto es una de las cosas mas locas que me entere hayan pasado últimamente, ahí la vida te demuestra que en cualquier momento, todo puede cambiar, y pasar de estar bien a estar para el carajo, de estar mal a sentirse una persona nueva, y de salir seco de un Banco a encontrase a un paraguayo que regalas miles de pesos en la esquina.
Estas cosas pasan, pero generalmente no a uno mismo.

También existe una teoría conspirativa en mi núcleo familiar
afirmando que este hecho seria un caso de estafa/robo/secuestro con o sin mutilaciones.
Es mucha casualidad que un individuo se le acerque, le abra un paquete le muestre un fajo de guita en la cara, y le ofrezca dar la mitad.

El dinero en realidad es falso, como lo vio saliendo del banco caminando presume que pueda vivir cerca, lo sigue y lo intercepta realiza el sketch correspondiente, le ofrece la mitad del dinero, usted acepta porque le cabe la fiesta loca, la guita fácil y ponerse un aire acondicionado, es ahí cuando el hombre se ofrece a ir a su casa y repartir tranquilamente la plata, evitando el peligro que corren contando y repartiendo el dinero en medio de la calle, usted cegado acepta ir, le abre la puerta de su casa y ahí empieza la fiesta loca. Pero no para usted.

Sea lo que sea en San Vicente hay boludos que pierden fortunas* en la calle, Robins Hood paraguayos o estafadores de primera clase, y personas como la que me contó esto, que ni siquiera tienen la posibilidad de aparecer en la televisión, porque según ellos, la plata fue devuelta a un estafador o un ladrón y no a su legitimo dueño.


* Fortunas basándose en una familia tipo, que llega al 15 de cada mes, come arroz e hígado más de dos veces por semana y rara vez puede pagar la factura de la luz en fecha.



No no el paraguayo segun tengo entendido tenia menos pinta que Arnaldo Andre.

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Arata Martin.